martes, 27 de mayo de 2008

ALICE (Parte 1: Vampiro)

“La lluvia siempre hace todo más dramático… no se si mejor o peor, pero lo que si, es que todo toma un aire diferente, las tragedias se sienten más cabronas y las alegrías se sienten como las sabanas calientitas y secas”. Piensa Alice mientras camina hacia el tianguis del Chopo.

Mientras se acerca, alcanza a distinguir varios rostros familiares. Saluda con desgano y sigue de largo. Al llegar a donde los puestos bloquean la calle, recuerda que realmente no va a comprar nada. Sólo quería escapar de casa. Ricardo acaba de regresar de uno de sus largos viajes “Ojalá que en una de esas ya no regrese y así hasta salimos de pobres”. Alice recuerda la historia que acaba de escuchar de otro trailero como su papá que murió en carretera y la empresa transportista dio una jugosa remuneración a la familia.

Comenzó a caminar entre los puestos baboseando, sintiendo la suave lluvia en su rostro, preguntando precios sólo por no dejar. Cuando llegó a donde tocan las bandas, se detuvo a ver a la chava sobre el escenario, delgadita, bonita, con voz potente:

“…El tiempo me dará la razón
Mis ojos volverán a verse en tu mirada
Vampiro sin sangre clavado en mi piel…”

Eso es lo que ella deseaba: Un vampiro. Alguien que le diera el poder para dejar de tenerle miedo a Ricardo y a la bola de pendejos que siempre la molestaban en su cuadra.

Siguió su recorrido por los puestos y ahí fue la primera vez en que lo percibió: Algo que la incomodaba que la hacía sentir vulnerable, intranquila… ¡observada!, esa era la palabra: Observada. Volteó hacia todos lados y nadie parecía prestarle atención. Sin embargo la sensación no la dejaba. “Ojalá que por fin sea mi vampiro” –dijo para sus adentros, burlándose de si misma-.

Los puestos habían comenzado a cerrar desde hacía un rato, pero ella seguía dando vueltas por todo el tianguis, feliz de tener un patrón circular que seguir sin tener que pensar demasiado en ello.

Mientras caminaba, bajo la lluvia cada vez más tenue, daba vueltas a la forma en que llego a esto. A vestir de negro de pies a cabeza y a convertirse al “lado oscuro”… Cuando Ricardo le pegaba a su mamá ella sólo tenía que cerrar los ojos y ahí estaría la confortante oscuridad para llevarse esas imágenes de su cabeza, cuando los días apestaban (como solía pasar con frecuencia) bastaba con esperar a la noche para recostarse, ponerse el mp3 y cerrar los ojos para viajar muy lejos de todas las cosas que ocurren. Hasta cuando su novio la dejó, se sintió acompañada por la oscuridad de la noche, escuchada por el rostro de Tom Cruise en el poster de “Entrevista con el Vampiro” de su cuarto, y consolada por la angelical voz de Sharon de Within Temptation.

Si, prefería mil veces la oscuridad.


Vinílica - Vampiro

1 comentario:

Che! (etarra, necrop4) dijo...

Orale ta chido tu fondito.
si rifa!!!

Mamitis.

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