martes, 16 de febrero de 2010

La paja en el ojo ajeno

Yo se que tenemos que estar informados y “tomar parte” del destino de nuestro país y nuestra sociedad; pero también he encontrado una conducta recurrente en TODA la gente que se la vive quejándose de políticos, policías, funcionarios etcétera: NUNCA HACEN NADA.

Sólo hacen eso: quejarse. Se quejan de los impuestos, de la educación del transporte, de la ciclopista, de Cabañas… de lo que sea. Y no tengo nada contra quejarse; pero es que una queja implica algo con lo que estamos inconformes y dispuestos a cambiar, y ahí viene el gran pedo de toda esta gente: No esta dispuesta a dejar la comodidad de su día a día, para ponerse a luchar por alguna causa.

¡Carajo! Ya tenemos suficientes quejumbrosos, ya no importa el tema que sea siempre habrá alguien que opine que el metrobús es la novena maravilla y quien opine que es una porquería, el pedo es que nadie está dispuesto a hacer nada por lo que cree.

¿De qué me sirve que te quejes? ¿De qué te sirve a ti quejarte de todo y leer la sección de política todos los días, si al final vas a hacer por tu país exactamente lo mismo que yo, que prefiero leer la sección de sociales?

Debes entender la naturaleza de una “queja”. Una queja es algo que te incomoda o molesta y por lo cuál estás dispuesto a hacer algo, pero para que tu queja tenga algún tipo de validez debes empezar por ti mismo, debes poder erigirte a ti mismo como ejemplo de eso que deseas cambiar, debes mostrar esa cualidad que deseas alcanzar en los demás con tu queja. Por eso, precisamente me caga la gente que se queja de todo, porque todos nos quejamos de algo y todos tenemos algo contra lo cuál replicar; pero a la hora de los chingadazos, nadie tiene los huevos de hacer bien lo que le toca.

¿Quién siquiera leyó un reglamento de tránsito antes de tomar el volante por primera vez? ¿quién se acuerda por lo menos, de los artículos constitucionales que le enseñaron en la secundaria? ¿quién, estricta y religiosamente, cruza la calle por la zona donde debe? ¿quién se detiene en el semáforo en rojo aún cuando nadie lo ve? ¿quién se niega a dar mordida y prefiere pagar la multa correspondiente en tiempo y lugar?... ¿tú?

Yo difícilmente me quejaré de nuestros diputados y cenadores, porque yo entiendo y soy consciente de que nuestro aparato político es reflejo de lo que somos como sociedad, y voy a resultar muy antipático para mucha gente; pero tenemos exactamente a los políticos que nos merecemos, porque mientras sigamos comprando piratería y dando mordidas, no tenemos ningún pinche derecho a exigir que nuestros políticos no se pasen esas mismas (y otras) leyes por el arco del triunfo.


Así que deja de criticarme, deja de criticar que gaste mi dinero en juegos de xbox y que malgaste mi tiempo en twitter, no tienes ningún derecho a criticarme por cenar pavo en navidad o por no tener el mínimo interés en la política que tanta gastritis te ha dejado a ti, porque ¿sabes qué? Yo sí estoy haciendo algo. Yo no me quejo como tú y no critico los sueldos millonarios de los diputables porque no me interesa cambiarlos a ellos; quiero cambiarme A MI. Yo ya estoy hasta la madre de merecerme a esos políticos, yo YA NO QUIERO merecerme eso, quiero merecerme algo mejor ¿cómo? Siendo yo, mejor persona.

Te va a parecer una pendejada, pero yo me esfuerzo todos los días por llegar a la línea peatonal para cruzar la calle, nunca invado las escaleras que dicen “no pase” en el metro, respeto señales; y sí, me quedo parado como pendejo en la esquina, aunque no pasen coches si el semáforo no me da el paso. Regreso el extra cuando me dan más cambio, puedo cargar una envoltura por cuadras y cuadras porque no encuentro un bote donde echarla. Me sigue doliendo el codo pagar $800 por un videojuego original, pero tampoco lo busco “en el tianguis”.

Así que, por favor, antes de darle “reenviar” a los correos que exigen la renuncia de Calderón o de unirte al grupo de Facebook de “A que junto 50mil weyes que no quieren pagar la tenencia” piensa que parte de la bolita está en tu cancha, piensa si en verdad tienes derecho a criticar, a quejarte. Cuando quieras tener un mejor país, pregúntate si en verdad ese país que quieres, es el mismo que te mereces… ¡¡y a mi, por favor déjame de chingar!!

Mamitis.

Siempre he sabido que V es el amor de mi vida. Lo que aún no sé es cuándo dejara de serlo. Hoy, mientras revisaba las cartas que le escri...