Hace muchos años solía alardear de las cosas que no tenía. Cuando lo hacía, solía ser gracioso; arrancaba carcajadas mi forma de asegurar que poseía algo que, evidentemente no podía tener en ese instante. Era -creo que la palabra es- "simpático".
El tiempo pasó y seguí alardeando de las mismas cosas; pero es muy curioso que, hoy que las tengo; mi alarde de ellas dejó de ser "simpático" y más bien se tornó mamón y molesto... hasta para mi.
A veces hace falta algo que te de un "zape" mental (término pirateado de mi carnal el
Chelín)y te saque del camino que seguías ciegamente. Es decir; no es que el camino estuviera mal; él te trajo a donde estás ahora, pero cada tramo andado llega a un punto en que los senderos nuevamente se dividen, y lo que parecía ser una sola línea recta; ahora ya no lo es. Y entonces debes detenerte, observar las nuevas opciones y elegir la más adecuada.
De niño fue muy sencillo vislumbrar la colina y trazar una línea recta hasta ella sin importar las desviaciones y obstáculos. Pero ahora que estás en esa cima; las rutas fáciles se terminaron. Ahora debes evaluar y elegir cada nueva alternativa que se presenta en ese sendero. Ya no puedes simplemente seguir en línea recta; porque ella tarde o temprano te llevará de regreso al punto de partida.
Seguí el camino fácil, la línea recta; y en lo que va de este año, me he clavado muy estúpidamente en todas las cosas que caen del cielo en mi vida. Eso no está mal; agradezco enormemente cada segundo vivido de este 2011, que me ha traido cosas realmente increíbles!... Mi error fue "seguir en línea recta" por los caminos que hace años creí correctos. Mi error fue actuar como hace años me imaginé que actuaría al recibir tantas cosas; en vez de detenerme un momento y darme cuenta de que no soy el mismo escuincle que deseó todo aquello. Me da una enorme alegría poderle dar gusto a aquel niño que vive en mi; pero no por eso debo dejar que el siga decidiendo las actitudes, los comportamientos, ni los caminos a seguir.
Recibí un par de zapes mentales esta última semana; uno de ellos de mi hermano
Queto; y gracias a eso; pude detener mi tren; plantearme cosas, replantearme otras, entender los errores que llevo cometidos en lo que va del año; pero sobre todo y más importante: puedo convertir todo esto en un aprendizaje... y espero que ese aprendizaje me ayude a recuperar a la amiga que a veces tengo miedo de haber perdido por seguir aquella línea recta que ya no me sirve más.
