sábado, 19 de enero de 2013

Estos aires



El piso de duela se antoja como para acostarse sobre él. Cuando lo hago, tu te recuestas a mi lado. Yo sólo miro el techo mientras escucho a Cerati en la TV. Hay más gente tirada en el piso por todo el departamento. Este departamento que me fascina.

Te escucho decir algo, no sé bien qué; pero rodeo tu cintura con mi brazo izquierdo y recorro, con la palma de mi mano, tu reducido abdomen. Está frío. Me gusta.

Colocas una pierna sobre mi, como si me reclamarás tuyo. Yo respiro hondo, volteo a verte y me vuelvo a enamorar de tus ojos. Sí, enamorar.

Mañana tal vez nunca te volveré a ver, pero hoy, quiero enamorarme de ti por segunda vez. La primera fue hace dos días, cuando te conocí.

En un instante tus ojos se mueven y escrutan mi cara completa. Miras mi frente, mis pómulos, mi barbilla, después mis labios y por último mis ojos. Te enamoras de mi. Te enamoras de mi por segunda vez.

Quiero mantener mis ojos en los tuyos. Contemplar esas vetas azules con verde que incendian tu mirada, captar los micromovimientos de tus pupilas cuando se clavan en las mías.

Quiero sólo mirarte, pero no aguanto las ganas de seguir acercando mi cara a la tuya, de seguir acercando tu abdomen hacia mi. Y cuando estamos a milímetros uno del otro, una terrible ansia se apodera de mi.

No quiero dejar de besarte, no quiero dejar de enamorarme de ti.

Así qué lo hago: te beso, me enamoro, me dejo llevar por ti. Te amo con pasión, te amo con cariño, te amo desde siempre y te amo para siempre.

- Para siempre - susurras-
- Para siempre - te respondo -
- "Para siempre" me gusta - añades- porque "para siempre" podría ser una eternidad, pero también podría ser hasta que salga el sol.

Mamitis.

Siempre he sabido que V es el amor de mi vida. Lo que aún no sé es cuándo dejara de serlo. Hoy, mientras revisaba las cartas que le escri...