domingo, 15 de mayo de 2011

¿Intuición o razón?

Siempre me he preguntado si debo hacer más caso a la intuición o a la razón... pero apenas anoche entendí que lo mejor es la opción "C"... hacer caso a ambas.

Lo que llamamos "Intuición" no es más que una mezcla de recuerdos, experiencias e instintos, que al combinarse pueden producir, de forma inconsciente, un aprendizaje nuevo. Al ser algo que escapa a nuestra mente consciente, nos da la impresión de que dicho aprendizaje fue algo sobrenatural o inspiración divina o una "epifanía" o algo por el estilo.

Bajo esta creencia es que durante un tiempo, caí en la duda de ¿A qué parte de mi cerebro debería prestar más atención? ¿al lado intuitivo emocional, o al deductivo racional?

Anoche, gracias a un agradable sueño, encontré la opción "C" que hasta ahora, había escapado de mi vista.

La intuición es el primer mensaje que mi cerebro me manda, de forma instintiva, como respuesta a una pregunta que las circunstancias me obligan a formular; mientras que la razón es un proceso más lento que me lleva a analizar posibilidades y consecuencias; Sin embargo descubrí que no me es imposible prestar atención a ambos, aunque a decir verdad, un poco inclinado hacia la intuición. Me explico.

La respuesta intuitiva no sólo es cosa del azar, sino también un complejo proceso por el que he atravesado (aunque conscientemente no logre comprenderlo), gracias al cual he aprendido a reaccionar, con base en las experiencias previas y los conocimientos más arraigados en mi persona. Es decir, mi intuición no es pendeja, sabe lo que hace y sabe por qué lo hace, aunque de primera no lo parezca.

Aquí es donde entra el lado racional, pero no se trata de racionalizar el problema, o la pregunta formulada, esa ya la respondió la intuición. El análisisi racional deberá estudiar, precisamente, la respuesta que mi intuición arrojó, de modo que si debo elegir, por poner un ejemplo sencillo, entre cerveza o vino, mi intuiciòn me dará una respuesta imediata, pongamos por ejemplo: "cerveza"; en este caso, mi lado racional no deberá clavarse en debatir de nuevo entre ambas posibilidaddes, sino más bien, en analizar el porqué de que mi intuición haya arrojado esa respuesta; de este modo, al estudiar lo que mi intuiciòn dice, seré capaz de determinar si la decisión es correcta o no.

El caso de la cerveza es una pendejada, lo sé, pero lo chingón de esto es que, precisamente esa metodología de estudio de mis respuestas intuitivas, es lo que me puede ayudar a tomar mejores decisiones en casos que suelen ser mucho más complejos, y en los que hasta ahora, no he podido encontrar un motivo fuerte que me satisfaga como para justificar una decisión tomada.

Mamitis.

Siempre he sabido que V es el amor de mi vida. Lo que aún no sé es cuándo dejara de serlo. Hoy, mientras revisaba las cartas que le escri...